martes, 14 de mayo de 2013

Tengo ansioapatía, un mal muy mío

Una foto que me tomaron hace un par de días...

Ya veis que tengo esto un poco descontrolado. Ayer no escribí la entrada correspondiente al Lunes Literario ni el pasado jueves hablé del capítulo que tocaba de La dieta espiritual de Francesc Miralles. No me he muerto (creo) ni me he marchado (aún). Es sólo que tengo un ataque agudo de ansioapatía y si no sabéis lo que es, es que no me conocéis en absoluto.

La ansioapatía son esos ataques que me dan de vez en cuando, sobre todo cuando tengo muchas cosas que hacer. Como sois  gente muy lista, vuestro intelecto universitario ya os habrá avisado que se trata de una triste y poco imaginativa mezcla entre ansiedad y apatía. Pero no todo son palabras absurdas, si no que esta peculiar enfermedad se traduce en no hacer nada (absolutamente nada) pero andar todo el día muuuuy nerviosa por las miles de cosas que tengo que hacer.

Ahora ya te suena más, ¿verdad?

Es decir, traducido a mis circunstancias actuales, tengo que preparar dos trillones de cosas para los próximos seis meses que voy a pasar en Sofía. Este es el momento clave en el que  tengo que cerrar el libro, levantarme del sofá y lloriquear cosas del tipo Quién me mandaría a mí hacer un EVS o Si yo lo único que quiero es leer...

No es miedo, es pereza.

No os podéis ni imaginar la cantidad de cosas que tengo que hacer, y aunque ya llevo unas cuantas, me parece que no terminaré nunca y moriré agobiada por obligaciones mundanas como limpiar a fondo el baño, hacer las maletas o tratar de decidir qué c**o voy a hacer con el móvil una vez que esté en Sofía. 

En un nivel inferior de obligación, está el hecho de escribir. Reseñas para Papel en Blanco, mantener este blog, escribir algo que no de ganas de potar merezca la pena. No os creais que me he olvidado de los relatos que os prometí para este mes. Para nada. Mi ansioapatía me impide olvidarlo, no os preocupeis...

Y es que la ansioapatía es así de graciosa. Te impide hacer algo productivo y a la vez te recuerdo constantemente tooodo lo que tienes que hacer. Con flautines, bombos y farolillos de colores. Un poco como el perro del hortelano. La ansioapatía te dice Eh, ponte a escribir un rato y tú le contestas No, que va, tengo que sacar la ropa que me voy a llevar e ir preparándola... Durante veinte minutos, más o menos, la ansioapatía y yo mantenemos un diálogo de los más animado que se traduce, normalmente, en un par de tazas de chai, alguna que otra galleta y unas tres o cuatro horas de tiempo que, por arte de magia, ha desaparecido.

Sin que hayas hecho algo útil, por supuesto. Si no no sería ansioapatía...

Todo este rollo es para deciros que estoy pero no estoy. Que sigo viva (aunque no sé por cuanto tiempo). Que sigáis queriéndome como siempre. Que os llevo en mi pensamiento. Que voy a seguir escribiendo de esta manera errática que me caracteriza.

Que seguiré informando desde la trinchera, at last.

4 comentarios:

  1. Hola Sarah!
    lo primero es que me ha hecho gracia la etiqueta del post "agobios", jejej, será que estoy en el mismo punto ;)
    A mí me pasa a menudo eso, y no le ponía nombre, ahora ya tengo palabreja nueva.
    Así que ánimo, prioriza y calma, que la vida va a tu ritmo, no contra ti =)
    bss

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Hola Pi!

      Yo es que soy muy de agobiarme por todo y no solucionar nada :p Realmente, estoy tranquila con todo lo que se me viene encima. Es más, yo diría que estoy DEMASIADO tranquila...

      Poco a poco, y como tú dices, a mi ritmo ^^

      Gracias por todo! Besicos!

      Eliminar
  2. Uy Sarah, yo también padezco esa enfermedad: me subo por las paredes en cuanto se me acumulan dos o tres cosas para hacer y las dejaría pendientes solo porque soy una vaga y prefiero leer.
    Te llevaba leyendo desde hace mucho en Papel en blanco y siempre pensaba que coincidimos en muchísimas lecturas. ¡Qué bien que te hayas animado con el blog!
    Un beso.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Hola Emily!

      Yo creo que eso nos pasa un poco a todos, no? El ir acumulando tareas que nos desagradan porque tenemos cosas mejores que hacer. Hasta que esas tareas tienen que hacerse de manera urgentísima y ya no hay m´s remedio :p

      Ahora no puedo escribir mucho en Papel en Blanco, por cuestiones de incompatibilidad, así que me he animado con mi propio blog. En realidad, mi primer blog lo tuve en 2001 y salvo un parón en 2007, siempre he estado por el mundillo ^^

      Me alegra mucho tenerte por aquí! Muchas gracias por leerme! Besicos!!

      Eliminar