martes, 4 de marzo de 2014

Semana 22: Deseo

Está bien claro, ¿no?

Ya está aquí, ya llegó la semana 22 de La dieta espiritual de Francesc Miralles. Lo sé, la rima absurda ha quedado cortada pero así y todo os hacéis  una idea de mi vena poética. El capítulo de hoy lo dedicamos al Deseo y si llegas aquí buscando contenido sexual te vas a llevar un buen chasco.

En este caso el capítulo se centra en el ansia consumista que parece haberse apoderado de todos hoy en día. Ojo, que yo también me meto en el saco. Queremos más cosas, de todo y mucho. Cada uno con su tema, claro, pero yo por ejemplo tengo un montón de maquillaje, perfumes y cremas que realmente, si lo pienso bien, no necesito. Lo mismo pasa con la ropa. No digo que vayamos a ir siempre con lo mismo en modo Los Simpsons, pero también hay que hacer un ejercicio de humildad y reconocer que tenemos muuuucha ropa que nos ponemos un par de veces y luego se queda ahí muerta de risa en el armario...

Ese deseo irracional por acumular cosas que no necesitamos lo hemos sentido todos, independientemente de lo que sea que nos seduzca. Es esa vocecilla que te dice compra, compra, COMPRA cuando estás en un centro comercial y todo es muy bonito, brillante y de colores. Y sabes que NO tienes que comprar ese libro porque ahora mismo estás leyendo dos y como cuatro o cinco revistas al mismo tiempo, y en casa tienes doscientos libros en lista de espera, y tienes ese par que encargaste y ya vienen de camino pero NO IMPORTA. Lo compras. Lo besas y lo abrazas. Y llegas a casa y lo pones en la estantería y probablemente lo leerás al cabo de dos años, pero como el tiempo pasa tan deprisa pues no importa...

Todo hemos pasado por eso, confesad. ¿Sabéis el remedio? Estar en el paro. Os lo prometo. Se acaba el ansia consumista en un santiamén y miras y vuelves a mirar cada céntimo que tienes en el bolsillo para preguntarte ¿de verdad lo necesito? o (esta también me vale) ¿de verdad me va a hacer más feliz?

Si la respuesta a cualquiera de las dos preguntas es , no lo dudes. Cómpralo. La felicidad es un bien escaso y si hay algo que sabes con seguridad que te va a hacer feliz no te lo pienses por unos cuanto euros. Con matices, por supuesto, pero vamos a dar el sentido común por sentado.

Como os digo, el deseo consumista se reduce muuuuucho cuando literalmente no tienes dinero que gastar, y si algo he aprendido en estos meses es que 1) tengo cosméticos como para montar un Corte Inglés y 2) a todo se acostumbra una, de modo que, bueno, este capítulo la verdad es que no me ha motivado demasiado.

Sin embargo, para la semana que viene me tengo que aplicar bien el cuento porque vams a tratar un tema estrella, el Pesimismo. Os dejo los deberes, aunque hacen referencia directa al contenido del capítulo, así que igual os resulta un poco más complicado:

1. Repasa la lista de Friedman y la de Watzlawick para buscar qué leyes de la infelicidad estás cumpliendo.

2. Decide eliminar al menos una de estas disfunciones cada semana, empezando ahora mismo, sin más demora.

3. Compra en una librería las memorias de algún optimista empedernido para descubrir qué hacía él o ella que tú no hagas. 



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