jueves, 2 de mayo de 2013

Semana 13: Procrastinar

Podría añadir algo más pero ya pensaré el qué...
Después de un martes que parecía viernes y un miércoles que parecía domingo, llega un jueves que parece un lunes. ¿Conclusión? Que hasta hace un rato no me he acordado que tenía que escribir este post porque soy lo peor no utilizo una agenda como propuse hacer a primeros de año.

Y no podía venirme mejor, ya que hoy precisamente toca hablar de la procrastinación. Palabreja horrible donde las haya que hace referencia, ni más ni menos que a dejar para mañana lo que puedes hacer hoy. El refranero popular, esa fuente de sabiduría que nos tomamos tan a la ligera.

Y aquí todos somos culpables. TODOS. Sí, tú también. ¿Quién no se ha puesto a mirar mensajes en el móvil cuando tenía que estudiar? ¿Quién no ha puesto el dvd de Harry Potter y la cámara secreta con la excusa de subrayar apuntes mientras tanto? ¿Quién se ha puesto a escribir un post en un blog y ha tardado dos horas porque hace pausas cada cinco minutos para mirar facebook y twitter?

Ajam. Me lo temía.

La procrastinación es el mal de nuestro tiempo. A todos nos gusta perder el tiempo y esto se debe, básicamente, a que siempre creemos que hay cosas mejores por hacer que las que hacemos realmente. Claro que luego te das cuenta de que has perdido todo el día y has escrito dos miserables posts. No has escrito las dos páginas de esa novela que llevas dos años escribiendo. No has limpiado el cuarto de baño. No te has tirado en el sofá a leer. Y ya te tienes que meter en la ducha, o preparar la cena, o salir corriendo a una reunión, o lo que sea que DE VERDAD tienes que hacer, y ya vas tarde...

¿La solución a esto? Ni idea. De hecho, si hubiera una solución al feo vicio de procrastinar (una que fuera fácil e indolora, se entiende) os la estaría vendiendo y ahora mismo sería muchimillonaria. Tengo que reconocer que no he cumplido con los deberes para esta semana. Pero nada de nada. La principal tarea que había que realizar es imponerse una tarea diaria y llevarla a cabo. Tan fácil y terrorífico como eso. Como os digo, después de unos meses de utilización fructífera de la agenda, he vuelto a desterrarla de mi vida, con caótico resultado.

De modo que sigo intentándolo. Esta semana tengo tarea doble, porque voy a intentar (ahora sí, de verdad, te lo prometo, mami) cumplir el reto de la semana pasada y el de esta. Nos centramos ahora en el miedo. Me encantaría deciros que se trata de un capítulo lleno de monstruos marinos, brujas maléficas y monos voladores, pero va a ser que no. En cualquier caso, aquí va la lista de tareas:

1. Elabora una lista con tus miedos más recurrentes o, como mínimo, los que más condicionan tu día a día.

2. Dedica cada semana a enfrentarte a uno de ellos para que deje de ocupar espacio mental que te impide hacer otras cosas.

3. Empezando por el primer miedo, esta semana dedica un tiempo diario a exponerte progresivamente a aquello que tanto temor te causa. 

¿Vosotros como lleváis la procrastinación? ¿Lucháis contra ella de alguna manera eficiente y la dejáis campar libre y a sus anchas? Contadme vuestros secretos, gente. 

2 comentarios:

  1. Has pospuesto el de procastinar xD

    No puedes llegar a imaginarte lo identificado que me he sentido en el tercer párrafo. Palabra por palabra jaja.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. No podía ser de otra manera :p

      Creo que todos hemos hecho de la procrastinación un hábito. Es inevitable no perder el tiempo. No se puede no perder el tiempo. Lo han confirmado desde la NASA :p

      Eliminar