martes, 26 de febrero de 2013

Semana 4: Compararse

No sé la razón, pero cada vez que me comparo con ella salgo perdiendo...

Un mes, niños y niñas, cuatro semanas desde que empecé este reto particular de seguir semana a semana y de manera pública La dieta espiritual de Francesc Miralles. Esta semana tocaba un tema peliagudo, al menos para mí, y es que compararme con los demás siempre ha sido mi deporte favorito.

Y, no sé cómo lo hago, que siempre pierdo...

De todas maneras, quiero pensar que no es algo que sólo hago yo. Quiero suponer que todos, en algún momento, nos hemos dejado llevar por una marea de sentimientos dramáticos y nos hemos comparado, punto por punto, con nuestra amiga, nuestra prima, nuestra vecina, o incluso esa compañera que nos cae tan mal del trabajo.

¿En serio? ¿Nunca?

Pues yo lo hago continuamente. Y, por supuesto, siempre me comparo con los que son mejores que yo. ¿Qué sentido tiene compararse con los que son peores? Ninguno, desde mi punto de vista, porque lo que yo quiero es ser tan guapa como Miranda Kerr, ser tan lista como Jocelyn Bell, y publicar tantos libros como Stephen King, entre otras muchas cosas, claro...

En otras ocasiones mis pretensiones son mucho más modestas y sólo pretendo que los vaqueros me queden igual de bien que a la chica que espera delante mía en Zara para pagar, pintarme las uñas sin salirme como hace mi hermana o ser tan ordenada como mi madre. No siempre pido cosas imposibles...

La solución que nos da el libro es bastante obvia, y no por ello menos cierta. Se trata, en definitiva, de centrarnos en lo que hacemos bien nosotros, en vez de lo que hacen bien los demás. Sé que es complicado, pero probar a centraros durante un rato en lo que hacéis bien.

En mi caso y siempre desde mi humilde y subjetiva visión, se me da bien contar historias y comunicarme con la gente. Los idiomas tampoco se me dan mal del todo, pero mi principal problema es que soy terriblemente perezosa, aunque eso no debería contároslo...

El caso es que yo llevo ya un tiempo, antes incluso de empezar a leer este libro, con el firme propósito de convertir mis lloriqueos comparativos en un acicate para mejorar. Es decir, utilizar esa comparación en la que salgo perdiendo para intentar mejorar yo y conseguir lo mismo (o parecido, porque por mucho que me esfuerce es humanamente imposible obtener el cuerpo de Karlie Kloss...) En serio, probadlo, y si no os sale bien siempre podéis echarme la culpa a mi...

El tema del próximo capítulo tiene mucho que ver con esto de compararse y está centrado en la Envidia y los celos. Como siempre, os dejo tarea para que penséis:

1. Cada vez que detectes algo que te gusta de los demás y que desearías tener, contrapón algo distinto que al otro le falta y tu posees.

2. Practica la admiración con aquellas personas diferentes a ti sin volver la mirada hacia ti para establecer la comparación.

3. Si sufres la punzada de los celos, utilízalos como un espejo para corregir tu propia inseguridad, sin molestar a la otra persona.

4. En casos flagrantes, comunica a tu pareja que te sientes celoso y por qué.

Os confieso ahora que mi objetivo para mejorar esta semana, que era escribir todos los días, se ha quedado en un 4. No apruebo porque de siete días sólo he escrito tres, de modo que suspenso. Podría justificarme, pero bah, no tengo ganas :p El objetivo ahora es mejorar...

¿Cómo lleváis vosotros el tema de las comparaciones? ¿Cómo sobrevivís a ellas? ¡Contadme! 


1 comentario:

  1. Hola!

    Con muuuuuucho atraso te comento! xd Me he despendolado y llevo un tiempo sin seguir la dieta, pero últimamente me estoy poniendo al día. Qué decir de Compararse? Pues que muchas veces lo haces inconscientemente. En el ejercicio he seleccionado "Ayudar a los demás" de la lista que había confeccionado, más que nada pq con el máster me es difícil cumplir otros como "Escribir" xd

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