Más fácil decirlo que hacerlo. |
Por cuestiones del directo llegamos a la semana 21 de La dieta espiritual de Francesc Miralles un día más tarde de lo acostumbrado. Esta semana nos enfrentamos a un problema que todos hemos sufrido alguna vez, en mayor o menor medida, y es decir sí cuando en realidad queremos decir NO, un no normalmente bien grande y sonoro.
Todos, en alguna u otra ocasión nos hemos visto obligados a decir que sí en circunstancias que querríamos decir no. Un amigo te pide que le ayudes con su mudanza el día que tienes libre, por ejemplo. Lo que se dice apetecerte, pues como que no te apetece, pero bueno, es tu amigo y necesita tu ayuda, por lo que dices que sí. Esto es normal y demuestra que eres una persona maravillosa.
Lo que no es tan normal es que tu "amigo" te pida favores cada día libre que tienes porque sabe que eres incapaz de decirle que no. Cuando cruzamos cierto límite lo mejor es plantarse, pero claro, cuesta mucho, sobre todo porque no queremos tener un enfrentamiento con esa persona o no queremos quedar mal. Decir NO cuesta, pero hay ocasiones en las que más nos vale hacerlo o estaremos perdidos.
Por supuesto, yo también he vivido esta desagradable circunstancia de verme obligada a decir que sí cuando en realidad quería decir que no, pero la más persistente ha estado directamente relacionada con el blog. Ya sabéis que escribo para Papel en Blanco, un blog de libros y literatura. En él escribo noticias literarias y reseñas de libros que voy leyendo. Algunas veces las editoriales me envían ejemplares de manera gratuita para que los lea, aunque nunca, por política de empresa, estoy obligada a hacerle una reseña, y mucho menos que esta sea positiva.
Hasta aquí todo bien, pensaréis. Me envían libros gratis y yo decido si leo o no. El problema llegó cuando comencé a recibir montones de mails de editoriales y de autores autopublicados pidiéndome que por favor leyera sus libros. Por favor, literalmente.
Imaginaos el mal rato, especialmente con los autores autopublicados. Soy consciente de que enviar sus obras a blogs y prensa es la única manera que tienen de conseguir que su libro comience a ser conocido, pero es que NO ME DA TIEMPO A LEER TANTO.
De verdad que no. Tengo mi casa literalmente llena de libros que sé que voy a tardar años en leer, sigo comprando y me siguen regalando libros. De modo que, por ahora, sólo acepto aquellos libros que de verdad me interesen y que sé que voy a leer. Me ha costado, no os creáis, pero es que incluso dedicando las 24 horas que tiene un día a leer me daría tiempo a todo. Al principio me sentía un poco culpable pero es que es imposible.
Así que ahora doy las gracias de la manera más educada posible y les expongo mis razones: el libro no me interesa lo suficiente, no tengo tanto tiempo para leer etc. Es la verdad, pura y dura, y lo cierto es que estoy orgullosa de cómo conseguí superar la presión social de editoriales y autores.
La semana que viene nos dedicaremos al deseo, sin connotaciones sexuales ojo, y los deberes son bastante sencillitos. Más o menos.
1. Como Elaine St. James, haz una lista con todas aquellas cosas que te cuesta-dinero, tiempo o energías- mantener y piensa de cuáles podrías prescindir.
2. Elabora un plan ordenado para ir reduciendo esa necesidad para simplificar tu vida. proponte tachar un elemento de la lista cada semana.
Y vosotros... ¿en qué circunstancias decís sí cuando en realidad queréis decir no?
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