¿Los conoces? |
Después
de una semana sin clase, volvemos a la
carga con la tercera entrega de ¿Quieres escribir una novela?
En esta
semana nos vamos a dedicar por entero a la construcción de personajes. Personajes
de los que te enamores, que te hagan querer seguir escribiendo más y más palabras,
una página tras otra. El objetivo también es, por supuesto, enamorar a tus
lectores, hacer que ellos también quieran seguir leyendo las aventuras de estas
personitas tan especiales.
Como ya
os he comentado muchas veces, en mi caso concreto la creación de los personajes
es una de las cosas más importantes. Son precisamente ellos, esos personajes
que aparecen casi de la nada, los que me empujan a escribir su historia. Es un
proceso inverso al de muchos escritores, lo sé, pero bueno, cada uno es diferente
y lo importante es que encuentres tu propia fórmula, tu propia manera de
sentirte cómodo a la hora de escribir.
Antes
de nada, vamos a empezar por generalizar un poco. Aunque hay excepciones (como
en todo en esta vida), lo habitual es que tus personajes sean los que llevan el
peso de la historia. Ya pueden ser personas o cosas, un sacerdote o una
pastilla de jabón, pero por lo general, las historias que leemos en los libros
le suceden a alguien o algo.
De esta
manera, tus personajes son algo clave en tu novela. Que sí, que todos conocemos
historias en las que el personaje es lo de menos y lo importante es la acción,
y también al contrario, no os creáis. Pero, incluso en los casos en los que tus
personajes sean sólo una figura a la que le ocurren cosas, los lectores deben
sentir interés por tus personajes. De lo contrario, si no les importa lo más
mínimo lo que les ocurra, es bastante probable que cierren el libro y se vayan
a hacer otra cosa.
Yo me
enamoro continuamente de los personajes (de los míos y de los de otros), pero
no tenéis por qué llegar a mi extremo…
Tus personajes,
como todos, quieren conseguir algo. No tiene por qué ser algo grandioso. No
todos los personajes tienen que querer salvar a la humanidad o acabar con el
villano. La ambición de tu personaje
puede ser darse una ducha de la manera más tranquila posible sin que su hijo
aporree la puerta sin parar. O no llegar tarde a una reunión. O hacer
macarrones sin que se le peguen a la sartén. O convencer a ese chico tan mono
para que se case con ella y no con su prima que es más guapa y más rica.
Por lo
general, la mayoría de personajes, quieren ser felices y vivir tranquilos. Ya depende
de ti, como autor, lo que tu personaje considere ‘felicidad’. Ya sabes, una
ducha, una boda, una taza de cola cao sin grumos… Lo que a ti te parezca bien. Ya sabes, ellos
no se van a quejar…
Lo
normal es que tus personajes sufran (un poco, o mucho, o muchísimo…) para
conseguir sus objetivos. Si no, no tendríamos historia. Si tu personaje se
muere por una taza de té, y se levanta y se la hace… pues, bueno, ya está. Fin.
No hay mucho más que contar…
Es
diferente si tu personaje quiere una taza de té y resulta que no le queda ni
una sola bolsita. Va a casa de su vecina para pedirle una, pero su vecina sólo
toma café. De modo que va hasta el supermercado de la esquina a comprar una
caja pero, oh sorpresa, resulta que se le ha olvidado la cartera en casa…
Si tu
personaje es una persona más o menos real, lo normal es que reaccione de alguna
manera ante los imprevistos. Tus personajes son (por lo general) humanos, y
como tales tienen sentimientos. Se enfadan, se agobian, se ríen, lloran… Son
sus reacciones las que nos van a ir mostrando de qué pasta está hecho tu
personaje, y las que, a la vez, nos va a permitir que la historia vaya cobrando
forma.
Por
ejemplo, en el caso del personaje que quiere un té, no es lo mismo que sienta
fastidio por tener que dejar su apartamento para comprar té a que exija a voces
una bolsa de té a cada uno de sus vecinos. Son reacciones diferentes y, por lo
tanto, caminos diferentes que tomará tu historia.
Lo
ideal es que tu personaje sea lo más parecido posible a una persona real. Y las
personas reales no son perfectas, de modo que ya podemos olvidarnos de esos
personajes tipo Mary Poppins, es decir, prácticamente perfectos en todo. No
siempre somos amables, no siempre estamos de buen humor o nos apetece trabajar.
Ojo, lo
mismo digo para los personajes perfectos en su maldad. Ese villano que se divierte
retorciendo cuellos de pollitos como entretenimiento en sus ratos libres, que odia
absolutamente todo el mundo y cuya máxima aspiración es acabar los buenos de la
historia sólo porque sí no resultan poco creíbles, es que además son
aburridísimos.
La
teoría está clara, creo.
Todos
queremos escribir personajes inolvidables, de esos a los que seguirías hasta el
fin del mundo. Personajes que te roben el corazón o que odies con tanta fuerza
que te lleven a seguir leyendo sólo para ver cómo reciben lo que se merecen. No
es fácil, por supuesto, pero para eso estamos aquí.
Para mí,
lo que más me ayuda es conocer mucho a mi personaje. Suelo saber muchas cosas
de ellos, aunque luego ni siquiera las utilice de manera directa en la
historia, pero me ayuda a situarlos, a imaginarlos, a saber cómo van a
reaccionar, lo que hace el proceso de escritura mucho más rápido y placentero.
Muchas
veces no es algo que haga de una manera consciente. Simplemente puedo imaginármelos
de pie ante mí, con sus expresiones faciales, su ropa y muchas veces incluso su
olor. En mi caso concreto, soy mucho mejor construyendo personajes que
desarrollando una trama coherente para ellos. Es una maldición, lo sé.
Dependiendo
de vuestra historia tendréis uno o varios protagonistas, uno o dos antagonistas
y una cantidad variable de gente que simplemente pasaba por allí. Perfecto. Tú
eres el director de tu obra, de modo que tú mandas. Lo normal es que tus
protagonistas y antagonistas sean los que se llevan toda tu atención, pero no
descuidéis a vuestros secundarios.
Yo soy
muy de enamorarme de secundarios, sé de lo que hablo.
Por
supuesto que no hace falta que sepáis toda la vida de esa señora que se cruza
con vuestra protagonista una única vez en la parada del metro, pero intentad
que vuestros secundarios tengan algo que los haga únicos, algo que los haga ser
algo más que una silueta recortada contra la pared.
La
mejor manera de conocer a vuestros personajes es, por supuesto, preguntándoles.
En esta página podéis ver un ejemplo de cincuenta preguntas que os van a hacerconocer mucho mejor a vuestras criaturas. Os puede parecer un poco excesivo (a
mí me lo parece), pero a la vez me muero de ganas de hacer la prueba con mis
protagonistas para el NaNo de este año.
Si os
parece DEMASIADO podéis hacer una versión más corta. Preguntad lo básico a
vuestros personajes: nombre, fecha de nacimiento, trabajo actual, familia, etc…
También os puede resultar muy útil hacer un pequeño resumen de un día cualquiera
en su vida: a qué hora suele levantarse, qué desayuna, qué hace después… Podéis
ser todo lo detallistas que queráis y, obviamente, cuantos más detalles
añadáis, mejor conoceréis a vuestros amigos…
Una
pregunta clave que no se os puede olvidar hacer es ¿Qué es lo quiere? Desde
casarse con un millonario hasta encontrar a su perrito perdido, eso ya
depende de vosotros, pero es de vital importancia que sepáis esto ya que será
lo que os haga avanzar la trama. Y os lo digo yo, que soy un desastre para
estas cosas, pero este año me estoy portando bien.
En
cualquier caso, tratad de visualizar a vuestros personajes. Si os sirve de
ayuda, podéis incluso ayudaros con fotos de personas reales, actores famosos,
tu prima, tu vecino del quinto… Si consigues verlo, sentirlo, probablemente tu
escritura será más fluida, y tus personajes cobrarán vida ante tus lectores.
Cobrarán
tanta vida, que muchas veces comenzarán a hacer cosas por su cuenta de una
manera que ni os podéis imaginar…
Los
deberes para la próxima semana creo que son bastante obvios. Deberéis empezar a
intimar con vuestros personajes, comenzar a conoceros bien. Vas a pasar mucho
tiempo con ellos, de modo que más te vale hacerlo ahora… Por supuesto, podéis
hacerlo todo lo detallado que queráis, pero intentad, como mínimo, recopilar
datos básicos:
- - Nombre
- - Edad
- - Tres características físicas
- - Tres características mentales
Y, sobre todo
- - ¿Qué es lo quiere? ¿Cuál es su motivación?
Puede
que conforme vayáis escribiendo vuestra historia tengáis que cambiar alguna o
varias características, o incluso su motivación, pero recordad que todo este
trabajo previo tiene como objetivo hacer la escritura de vuestra novela algo
mucho más fácil de lo que pensabais en un principio.
Mis historias también surgen de los personajes, me enamoro de ellos, a veces me sorprenden, creo que los secundarios deben estar ahí por algo, que hay que tener claro las motivaciones de cada uno... En fin, que estoy totalmente de acuerdo contigo, desde el principio hasta el final :)
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