jueves, 24 de octubre de 2013

¿Quieres escribir una novela? Semana 3

¿Los conoces?

Después de una semana  sin clase, volvemos a la carga con la tercera entrega de ¿Quieres escribir una novela?

En esta semana nos vamos a dedicar por entero a la construcción de personajes. Personajes de los que te enamores, que te hagan querer seguir escribiendo más y más palabras, una página tras otra. El objetivo también es, por supuesto, enamorar a tus lectores, hacer que ellos también quieran seguir leyendo las aventuras de estas personitas tan especiales.

Como ya os he comentado muchas veces, en mi caso concreto la creación de los personajes es una de las cosas más importantes. Son precisamente ellos, esos personajes que aparecen casi de la nada, los que me empujan a escribir su historia. Es un proceso inverso al de muchos escritores, lo sé, pero bueno, cada uno es diferente y lo importante es que encuentres tu propia fórmula, tu propia manera de sentirte cómodo a la hora de escribir.

Antes de nada, vamos a empezar por generalizar un poco. Aunque hay excepciones (como en todo en esta vida), lo habitual es que tus personajes sean los que llevan el peso de la historia. Ya pueden ser personas o cosas, un sacerdote o una pastilla de jabón, pero por lo general, las historias que leemos en los libros le suceden a alguien o algo.

De esta manera, tus personajes son algo clave en tu novela. Que sí, que todos conocemos historias en las que el personaje es lo de menos y lo importante es la acción, y también al contrario, no os creáis. Pero, incluso en los casos en los que tus personajes sean sólo una figura a la que le ocurren cosas, los lectores deben sentir interés por tus personajes. De lo contrario, si no les importa lo más mínimo lo que les ocurra, es bastante probable que cierren el libro y se vayan a hacer otra cosa.

Yo me enamoro continuamente de los personajes (de los míos y de los de otros), pero no tenéis por qué llegar a mi extremo…

Tus personajes, como todos, quieren conseguir algo. No tiene por qué ser algo grandioso. No todos los personajes tienen que querer salvar a la humanidad o acabar con el villano.  La ambición de tu personaje puede ser darse una ducha de la manera más tranquila posible sin que su hijo aporree la puerta sin parar. O no llegar tarde a una reunión. O hacer macarrones sin que se le peguen a la sartén. O convencer a ese chico tan mono para que se case con ella y no con su prima que es más guapa y más rica.

Por lo general, la mayoría de personajes, quieren ser felices y vivir tranquilos. Ya depende de ti, como autor, lo que tu personaje considere ‘felicidad’. Ya sabes, una ducha, una boda, una taza de cola cao sin grumos…  Lo que a ti te parezca bien. Ya sabes, ellos no se van a quejar…

Lo normal es que tus personajes sufran (un poco, o mucho, o muchísimo…) para conseguir sus objetivos. Si no, no tendríamos historia. Si tu personaje se muere por una taza de té, y se levanta y se la hace… pues, bueno, ya está. Fin. No hay mucho más que contar…

Es diferente si tu personaje quiere una taza de té y resulta que no le queda ni una sola bolsita. Va a casa de su vecina para pedirle una, pero su vecina sólo toma café. De modo que va hasta el supermercado de la esquina a comprar una caja pero, oh sorpresa, resulta que se le ha olvidado la cartera en casa…

Si tu personaje es una persona más o menos real, lo normal es que reaccione de alguna manera ante los imprevistos. Tus personajes son (por lo general) humanos, y como tales tienen sentimientos. Se enfadan, se agobian, se ríen, lloran… Son sus reacciones las que nos van a ir mostrando de qué pasta está hecho tu personaje, y las que, a la vez, nos va a permitir que la historia vaya cobrando forma.

Por ejemplo, en el caso del personaje que quiere un té, no es lo mismo que sienta fastidio por tener que dejar su apartamento para comprar té a que exija a voces una bolsa de té a cada uno de sus vecinos. Son reacciones diferentes y, por lo tanto, caminos diferentes que tomará tu historia.

Lo ideal es que tu personaje sea lo más parecido posible a una persona real. Y las personas reales no son perfectas, de modo que ya podemos olvidarnos de esos personajes tipo Mary Poppins, es decir, prácticamente perfectos en todo. No siempre somos amables, no siempre estamos de buen humor o nos apetece trabajar.

Ojo, lo mismo digo para los personajes perfectos en su maldad. Ese villano que se divierte retorciendo cuellos de pollitos como entretenimiento en sus ratos libres, que odia absolutamente todo el mundo y cuya máxima aspiración es acabar los buenos de la historia sólo porque sí no resultan poco creíbles, es que además son aburridísimos.

La teoría está clara, creo. 

Todos queremos escribir personajes inolvidables, de esos a los que seguirías hasta el fin del mundo. Personajes que te roben el corazón o que odies con tanta fuerza que te lleven a seguir leyendo sólo para ver cómo reciben lo que se merecen. No es fácil, por supuesto, pero para eso estamos aquí.

Para mí, lo que más me ayuda es conocer mucho a mi personaje. Suelo saber muchas cosas de ellos, aunque luego ni siquiera las utilice de manera directa en la historia, pero me ayuda a situarlos, a imaginarlos, a saber cómo van a reaccionar, lo que hace el proceso de escritura mucho más rápido y placentero.

Muchas veces no es algo que haga de una manera consciente. Simplemente puedo imaginármelos de pie ante mí, con sus expresiones faciales, su ropa y muchas veces incluso su olor. En mi caso concreto, soy mucho mejor construyendo personajes que desarrollando una trama coherente para ellos. Es una maldición, lo sé.

Dependiendo de vuestra historia tendréis uno o varios protagonistas, uno o dos antagonistas y una cantidad variable de gente que simplemente pasaba por allí. Perfecto. Tú eres el director de tu obra, de modo que tú mandas. Lo normal es que tus protagonistas y antagonistas sean los que se llevan toda tu atención, pero no descuidéis a vuestros secundarios.

Yo soy muy de enamorarme de secundarios, sé de lo que hablo.

Por supuesto que no hace falta que sepáis toda la vida de esa señora que se cruza con vuestra protagonista una única vez en la parada del metro, pero intentad que vuestros secundarios tengan algo que los haga únicos, algo que los haga ser algo más que una silueta recortada contra la pared.

La mejor manera de conocer a vuestros personajes es, por supuesto, preguntándoles. En esta página podéis ver un ejemplo de cincuenta preguntas que os van a hacerconocer mucho mejor a vuestras criaturas. Os puede parecer un poco excesivo (a mí me lo parece), pero a la vez me muero de ganas de hacer la prueba con mis protagonistas para el NaNo de este año.

Si os parece DEMASIADO podéis hacer una versión más corta. Preguntad lo básico a vuestros personajes: nombre, fecha de nacimiento, trabajo actual, familia, etc… También os puede resultar muy útil hacer un pequeño resumen de un día cualquiera en su vida: a qué hora suele levantarse, qué desayuna, qué hace después… Podéis ser todo lo detallistas que queráis y, obviamente, cuantos más detalles añadáis, mejor conoceréis a vuestros amigos…

Una pregunta clave que no se os puede olvidar hacer es ¿Qué es lo quiere? Desde casarse con un millonario hasta encontrar a su perrito perdido, eso ya depende de vosotros, pero es de vital importancia que sepáis esto ya que será lo que os haga avanzar la trama. Y os lo digo yo, que soy un desastre para estas cosas, pero este año me estoy portando bien.

En cualquier caso, tratad de visualizar a vuestros personajes. Si os sirve de ayuda, podéis incluso ayudaros con fotos de personas reales, actores famosos, tu prima, tu vecino del quinto… Si consigues verlo, sentirlo, probablemente tu escritura será más fluida, y tus personajes cobrarán vida ante tus lectores.

Cobrarán tanta vida, que muchas veces comenzarán a hacer cosas por su cuenta de una manera que ni os podéis imaginar…

Los deberes para la próxima semana creo que son bastante obvios. Deberéis empezar a intimar con vuestros personajes, comenzar a conoceros bien. Vas a pasar mucho tiempo con ellos, de modo que más te vale hacerlo ahora… Por supuesto, podéis hacerlo todo lo detallado que queráis, pero intentad, como mínimo, recopilar datos básicos:

-              -  Nombre
-              -   Edad
-              - Tres características físicas
-              - Tres características mentales

Y, sobre todo

-             - ¿Qué es lo quiere? ¿Cuál es su motivación?

Puede que conforme vayáis escribiendo vuestra historia tengáis que cambiar alguna o varias características, o incluso su motivación, pero recordad que todo este trabajo previo tiene como objetivo hacer la escritura de vuestra novela algo mucho más fácil de lo que pensabais en un principio.

1 comentario:

  1. Mis historias también surgen de los personajes, me enamoro de ellos, a veces me sorprenden, creo que los secundarios deben estar ahí por algo, que hay que tener claro las motivaciones de cada uno... En fin, que estoy totalmente de acuerdo contigo, desde el principio hasta el final :)

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