miércoles, 22 de enero de 2014

Cadena humana, así es como mueven los libros en Letonia

Y el termómetro marcaba -14, ojo... 
Mi corazón es de azúcar y mantequilla, de nata montada, de merengue bajo en azúcar. Así de blando es. Si además le sumamos que estoy más emocional (es decir, aún más) de lo normal, os podéis esperar cualquier cosa de mí. Y yo, que he siempre he sido de lágrima fácil ahora me veo llorando por cualquier cosa.

Y cuando digo cualquier cosa me refiero a cualquier cosa. 

Como, por ejemplo, la cadena humana que han hecho en Riga para mover más de dos mil libros desde su antigua sede a la nueva Biblioteca Nacional. Ahí me tenéis, viendo esta noticia y llorando a lágrima viva mientras mi parte más material se pregunta dónde habrá comprado esa chica el gorrito de panda. Esa soy yo. 

La razón de esta cadena humana de más de quince mil personas es doble. Por un lado, para celebrar que Riga es durante todo 2014 Capital Europea de la Cultura (junto a Umea, Suecia). Y por otro, supone un recuerdo a la Baltic Way, una cadena humana formada en 1989 por más de dos millones de personas en Letonia, Lituania y Estonia como protesta contra la antigua Unión Soviética.

De verdad que si no se os escapa una lagrimita con esta historia es que no tenéis corazón.

Por supuesto, estos dos mil libros es sólo una pequeña muestra de la cantidad que contendrá la nueva biblioteca, que abrirá sus puertas el próximo Agosto. El resto de libros se transportará de manera tradicional, vamos, en furgonetas de toda la vida. Este acto era, sobre todo, simbólico, una manera de demostrar que la cultura nos une, a pesar de todo lo demás.

Riga es uno de esos sitios a los que quiero ir, sí o sí. Este año sería el momento ideal, claro, pero como no creo que mi economía cambie mucho en los próximos meses vamos a dejarlo como proyecto para el futuro. Todos los letones que he conocido a lo largo del pasado año han sido geniales, y de hecho, ahora mismo llevo una pulserita con la bandera letona en mi muñeca derecha, regalo de una de las voluntarias que conocí en Sofía.

Tengo que decir, también, que además de ser muy guapos, los chicos letones (independientemente de su orientación sexual) dan los mejores abrazos del mundo. Ahí lo dejo... 

Vía | Telegraph 

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