martes, 7 de enero de 2014

Semana 14: El Miedo

Esto sí que da MIEDO
Vuelta a casa. No, no acabo de volver, eso fue hace poco más de un mes. Sin embargo, con todo el lío de las fiestas por medio, es ahora cuando empiezo a ponerme al día con mis asuntos pendientes. Y uno de estos asuntos muy pendientes es, sin ninguna duda, continuar con el repaso semanal a La dieta espiritual de Francesc Miralles. Más de ocho meses han pasado desde el último capítulo, pero nunca es tarde para retomarlo donde lo dejamos.

Y lo dejamos, precisamente, en el polémico tema del Miedo.

Tengo que confesaros que soy una persona miedosa. No a las cosas físicas, lo mío es más mental que otra cosa. No me dan miedo los animales, ni las enfermedades. No me da miedo la muerte, aunque sí me asusta el dolor físico, pero no es algo en lo que piense muy a menudo. Me gustan las historias de terror, y puedo dormir sola en casas en medio de la nada sin que se me altere el pulso.

No, bizcochitos míos, lo mío es más complicado. Y, a la vez, tremendamente común. A mí me da miedo lo desconocido, las situaciones en las que toda  tu vida, tal y como la conocías hasta ese momento, tal y como esperabas que continuara, da un vuelco.

De repente tienes que enfrentarte a un montón de cosas, de pequeñas situaciones que creías que tenías controladas pero que al final resulta que no lo están tanto. Me da miedo el futuro, esa es la verdad, a no encontrar un trabajo, a no estar con la persona que quiero, a no poder hacer mucho (o en algunos casos nada) por conseguir lo que de verdad quiero.

Porque, amigos, la mayoría de las veces el miedo va a unido a la pérdida. A perder el trabajo, a perder a la pareja, a perder tu casa, la forma de vida a la que estás acostumbrado... Digan lo que digan es difícil enfrentarse a esos miedos, aunque la mayoría de las veces hay que hacerlo.

Hay que distinguir, son embargo, entre el miedo que sentimos cuando nos anticipamos a algo y el miedo que sentimos cuando lo peor que nos temíamos ha ocurrido. Ejemplo práctico: tengo miedo de perder mi trabajo, porque en mi empresa ya han despedido a varias personas y puedo ser la siguiente VS me acaban de despedir de mi trabajo y no tengo ni idea de cómo lo voy a hacer para pagar la hipoteca.  El primero podemos intentar evitarlo y no pensar demasiado en ello; el segundo... bueno, creo que es bastante natural, aunque estoy de acuerdo en que no lleva a nada.

Mi situación personal es ahora mismo muy distinta a la que era hace tres meses, por varios motivos, y, sinceramente, tengo miedo. Bien es cierto que, para lo que realmente me preocupa no puedo hacer nada, porque no depende de mí, pero aún así no puedo evitarlo. Sí, lo sé, es estúpido y muy absurdo preocuparme por algo si no puedo hacer nada para solucionarlo, pero qué queréis que os diga, yo soy así... 

Os puedo asegurar que hago un esfuerzo consciente por no tener tanto miedo, especialmente a cosas que yo no puedo cambiar. Respiro hondo, leo libros, escribo, veo series o películas y, en general, intento desplazar de mi mente la preocupación. La mayor parte del tiempo lo consigo, pero hay veces que fracaso estrepitosamente... ¿algún consejo?

Como siempre, tenemos deberes para la semana que viene, no os creáis que por ser el primer día de la vuelta al cole os ibais a librar. El tema de la semana que viene es muy, pero que muy interesante: La dispersión.

1. A partir de hoy mismo, establecerás unos horarios de desconexión de teléfono, mensajes, correos electrónicos y redes sociales. Como muy tarde, una hora después de haber llegado a casa debes apagar estos aparatos que reclaman tu atención, y no los conectarás hasta la mañana siguiente.

2. Evita por encima de todo llevarte a la cama el smartphone, la tablet o el ordenador portátil.

3. Mientras trabajes, mantén apagado Facebook, Twitter y cualquier otra red social que distraiga tu atención, a no ser que forme parte de tu tarea. No atiendas tampoco a los mensajes de WhatsApp.

4. Para responder cualquier mensaje personal, reserva dos momentos al día (por ejemplo, a la hora del desayuno y al llegar a casa) y evita estar alerta el resto del tiempo. 

Y vosotros... ¿a qué le tenéis miedo? 

No hay comentarios:

Publicar un comentario